La Integración Regional y el Rol de Venezuela en un Mundo Multipolar, un futuro mejor es posible.

La integración regional en América Latina es vital para enfrentar los desafíos económicos, políticos y sociales que caracterizan al siglo XXI. La unión de los países latinoamericanos permite la creación de bloques económicos y políticos más fuertes, capaces de negociar en igualdad de condiciones con otras grandes potencias mundiales, este propósito vital está siendo flanqueado por gobiernos de países como Argentina, Uruguay, y Chile.

Estos manifiestan servilismo a intereses hegemónicos y brindan “cómodas condiciones de inversión al capital extranjero” atención especial a la explotación de recursos de energía fósil, su contraparte, la hermandad entre los pueblos que va más allá de sistemas de gobiernos y que trabaja sin descanso en procura de un estadio de mejor y mayor integración.

Desafío económico, el más duro y complejo.

La integración económica, a través de mecanismos como el MERCOSUR, la Comunidad Andina, y la Alianza del Pacífico, permite el acceso a mercados ampliados, la reducción de barreras comerciales internas y la equilibrada correlación de intercambio en bienes y servicios se presentan como una de varias alternativas de crecimiento en la región.

Políticamente, organismos como la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños) y UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) facilitan la cooperación en temas de seguridad, defensa, y derechos humanos, promoviendo una voz unificada en el escenario internacional.

La declaración de América Latina y el Caribe como zona de paz, proclamada en la II Cumbre de la CELAC en La Habana en 2014, es un hito importante para la región. Esta declaración no solo reafirma el compromiso de los países de la región con la no violencia y la solución pacífica de conflictos, sino que también sienta las bases para un desarrollo sostenible y equitativo.

Objetivos estratégicos.

Reducción de Conflictos: Al priorizar la paz, los países de la región pueden concentrarse en resolver conflictos internos y externos a través del diálogo y la cooperación, evitando la militarización y el intervencionismo. Especial atención a la situación en el legítimo derecho al territorio por parte de Venezuela, tema Esequibo.

Desarrollo Humano: La paz es una condición indispensable para el desarrollo humano. La reducción de la violencia y el fortalecimiento de la seguridad permiten a los gobiernos destinar más recursos a la educación, salud y bienestar social, mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos.

Venezuela ha jugado un papel crucial en la política latinoamericana y en la promoción de un mundo multipolar. A pesar de los desafíos internos y las presiones externas (Medidas coercitivas unilaterales criminales), el país ha mantenido una postura firme en defensa de la soberanía y autodeterminación de su pueblo.

Con las mayores reservas de petróleo del mundo, Venezuela es un actor clave en el mercado energético global. Su capacidad de influir en los precios del petróleo y su participación en organizaciones como la OPEP le otorgan un peso significativo en la economía mundial. Destacando la reciente firma de convenios de exploración y explotación conjunta con Trinidad y Tobago, así como el alcance y recuperación progresiva de su industria petrolera.

A nivel regional, Venezuela ha sido un promotor activo de la integración latinoamericana. El impulso dado por Hugo Chávez a la creación de organismos como el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) es un ejemplo claro de su compromiso con la unidad y cooperación regional.

El establecimiento de un mundo multipolar, donde el poder esté distribuido entre múltiples centros y no concentrado en una sola hegemonía, es esencial para el respeto a la autodeterminación y soberanía de los pueblos. América Latina, con su riqueza cultural, natural y humana, tiene un papel fundamental en este nuevo orden mundial.

La región debe diversificar sus alianzas internacionales, no limitándose a las tradicionales relaciones con Estados Unidos y Europa, sino también fortaleciendo vínculos con Asia, África y el Medio Oriente. Esto permitirá una mayor independencia y capacidad de maniobra en la política internacional.

Un mundo multipolar respeta las decisiones soberanas de los pueblos y gobiernos democráticamente electos. América Latina debe reafirmar su derecho a determinar su propio destino, sin injerencias externas que socaven su autonomía.

Un presente de lucha coherente demanda un futuro consistente.

Un futuro promisorio es alcanzable cuando la gente participa activamente en la construcción de su sociedad con consciencia de clase, nacionalista y patriota. La participación ciudadana y la movilización social son esenciales para garantizar que los gobiernos actúen en beneficio de las mayorías y no de las élites.

Las políticas que fomentan la participación popular, como los consejos comunales en Venezuela, permiten que las comunidades tomen decisiones sobre su propio desarrollo.

Promoviendo una democracia más directa y efectiva, estas instancias deben respetarse y fortalecer la capacidad para transferir competencias desde el Estado hacia las formas de organización del poder popular y la capacidad de estas organizaciones para recibirlas y administrarlas con eficiencia y eficacia.

La educación y la creación de una consciencia de clase son fundamentales para que los ciudadanos comprendan y defiendan sus derechos. Solo a través de una ciudadanía informada, formada y activa se pueden construir sociedades justas y equitativas. La educación y el trabajo son pilares fundacionales de la república, fines del Estado, sin embargo, solo un decreto expreso en Ley no hace que se cumpla, es necesaria la voluntad política que se manifiesta en la materialización de los sueños que el común tiene, un estado de bienestar es posible cuando la transformación es permanente.

Trabajemos por consolidar la democracia participativa, protagónica, contestataria, que nos permita establecer nuestro propio sistema económico, con desarrollo sostenible y sustentable, brindando a cada quien según su necesidad y demandando de cada quien según su capacidad.

Procurando la dignidad en todo momento, con sentido nacional y construyendo espacios donde la política convoque por sus valores humanos, familiares, societarios y no desde la mercantilización per se de aquellos que con la cosificación miran como el ser alienado se convierte en un objeto sustituible, intercambiable, egoísta y comercial.

Siento emoción por lo que viene, mantengamos la esperanza, esa que es indestructible, inquebrantable, colectiva y permanente. Venezuela es haz de luz para el mundo.

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